La aparición del VHS cambió para siempre la forma de ver cine, y dejó una marca indeleble en la memoria cinéfila. De repente, todo (o casi todo) estaba al alcance de la mano. Si para las generaciones anteriores el espacio cinéfilo por excelencia era el cineclub, para los que crecimos en los 80/90 fue el videoclub. Gracias al VHS, el cine pasó del espacio público al privado, de los fantasmas proyectados en la pantalla grande a la materialidad de la cajita que se podía guardar y llevar a casa. A partir del cassette, se pudo elegir cuándo, cómo y con quién ver películas y, sobre todo, darle play para ver una y otra vez nuestras escenas preferidas. Entablábamos un vínculo con las películas, podíamos llevarla a todas partes como si fuese un juguete, un amigo o un amuleto. O, a veces, las tres cosas juntas.

Con la asimilación de la videocasetera como un electrodoméstico más, la gente empezó a llevarse películas a la casa con un criterio mucho más amplio que el que solía utilizar para ir al cine. La curiosidad comenzó a ganar terreno y se amplió el acceso de la gente al material, desarrollando la mirada video tape: un gusto más pop en el cual podían convivir tranquilamente el cine de autor, el cine comercial, el cine independiente y los géneros de explotación. Todo podía convivir con todo y de todo se aprendía. Una coctelera hermosa, un pastiche singular e increíble.

El cine y las plataformas

Con la llegada de las plataformas y los distintos cambios en la sociedad, todo volvió a cambiar. Las formas de consumo se modificaron y la curiosidad mutó en urgencia. Se perdió para siempre porque hoy no hay tiempo para nada y porque todo está al alcance de un botón. Literal. La gente dice recomendame algo que esté bueno (¿qué significará eso?, me pregunto) y en lo posible que dure menos de dos horas. Hoy se ven películas como se hace un trámite, como se hace la cola de ANSES o, algo mucho peor, MIENTRAS se hace la cola. Como ya lo dijo el Coronel Kurtz al final del Apocalypse Now: el horror….

Este ciclo tiene como propósito preservar y mantener esa curiosidad intacta, como si se tratase de una llama de fuego que cargamos en nuestra mano y tenemos que evitar que el viento la apague. Volver a mirar el mundo con los ojos de video tape, con esa fascinación casi infantil sin importar el origen, la duración, las temáticas específicas, los años ni las formas de producción. Lo importante es el lugar que le permitimos al cine, a las películas (pero al arte, en general) ocupar en nuestras vidas: que nos brinden mil aventuras inimaginadas, que nos trasladen a lugares que no creíamos posibles, que nos enseñen cosas que no sabíamos que íbamos a necesitar. Pero para eso, para fortalecer ese vínculo, y, como casi todo en esta vida, se requiere tiempo, compromiso, amor. Algo de lo que estamos escaseando últimamente como sociedad.

Ciclo Ojos de Video Tape

En el primer ciclo proyectamos cuatro títulos de Ciencia Ficción y para este segundo ciclo nos movemos a un terreno mucho más resbaladizo, la comedia (plop!).

Para preguntarnos qué es el sentido del humor es necesario indagar previamente en la definición de “sentido”. Ésta es la capacidad o facultad que tienen ciertos organismos para percibir lo que les rodea o su propio cuerpo mediante estímulos y sensaciones. El sentido del humor, si bien no es un sentido primario, comparte la esencia de la definición.

Ante todo, según nuestra conjetura, no sería “sentido del humor”, sería “sentido de lo cómico”. Y es la capacidad o facultad que tiene el ser humano para producir lo cómico. En cada persona se presenta de acuerdo a dos factores: el nivel de estimulación y el nivel de desarrollo. Hete aquí, entonces, cuatro aproximaciones al sentido de lo cómico:

  • Jueves 24/10 20h. Sound of Noise, de Ola Simonsson y Johannes Stjärne Nilsson (2010, Suecia).

El agente de policía Amadeus Warnebring nació en el seno de una célebre familia de músicos, pero –ironías del destino– detesta la música. Un día, un extravagante grupo de músicos decide tocar una obra musical apocalíptica empleando la ciudad como instrumento y sembrando el caos y el pánico entre la población. Warnebring se entrega inmediatamente en cuerpo y alma a la caza de estos terroristas musicales.

  • Jueves 31/10 20h. Thunder Road, de Jim Cummings (2018, Estados Unidos)

Un agente de policía lidia con la muerte de su madre al dar un emocionante discurso en su funeral.

  • Jueves 7/11 20h. Castaway on the Moon, de Lee Hey-jun (2009, Corea del Sur)

La historia comienza cuando un ejecutivo se lanza al río Han para suicidarse e inesperadamente despierta en una isla desierta en medio del río, donde vive apartado de la civilización. Una joven, recluida en su habitación durante años, lo observa de lejos…

  • Jueves 14/11 20h. Daaaaaali!, de Quentin Dupieux (2023, Francia)

Una joven periodista francesa se encuentra en varias ocasiones con el icónico artista surrealista Salvador Dalí para un proyecto documental que nunca llegó a realizarse.

  •  Valor de la Entrada: 2 mil pesitos, precios irrisorios.
  • Lugar Auditorio UTN – Rodriguez 273 Cdad

Durante mucho tiempo el auditorio de la UTN cobijó al Cine Óptico, una especie de refugio para el cine de autor europeo. A la par que el Cine Universidad (el de la calle Lavalle) y el Microcine Municipal, el Óptico fue el lugar elegido por aquellos espectadores que buscaban un lenguaje distinto, una forma de narrar alejada de los usos y costumbres de la época. Con su cierre, hace más de 15 años, Mendoza perdió otro espacio cultural. Desde el Área de Cultura desde la UTN en conjunto con Pantera Cine deseamos profundamente levantar, reconstruir, recuperar ese espacio por dónde tanto cine ha pasado.