El oasis que es Mendoza no se acaba en los espacios verdes que supimos conseguir, en estas tierras áridas crece también el arte en todas sus formas. Y si no tiene formas, hay artistas que se lo dan. Como lo hace Anita Millán, ceramista mendocina que, en su taller ubicado en el mítico Bermejo, mete las manos en la arcilla para darle formas y sentimiento a piezas de cerámica únicas.
¿Cómo y cuándo fue tu encuentro con la cerámica?
Desde siempre, desde niña me gustaba hacer cosas con las manos, dibujar, jugar con barro, hacer cartitas con hojas secas y pétalos. Tenía una conexión con la creación, con escribir, con expresarme. La cerámica siempre me resonaba, pero allá a lo lejos, siempre ocupada en maternar y terminar la carrera de Comunicación Social. Así lo hice, siempre con una tremenda red de amor que acompañó y me ayudó.
Pero esas cosas del destino, en 2017 no pude trabajar por un problema en las cuerdas vocales, y me dieron muchos meses de licencia, yo lloraba porque no podía imaginarme qué haría durante tantos meses sin ir a dar clases… mis hermanas me regalaron unas clases de alfarería. Fue una puerta, un portal diría más bien…
El contacto con la arcilla, con la circularidad del barro, con la magia de estar aquí y ahora, sin poder pensar en otra cosa, sin querer hacerlo. Es un verdadero presente. Las emociones a veces te rebalsan, es muy fuerte sentir que este material es milenario, presente en todas las culturas, es como sentir que hay un saber ancestral que encuentra canal en mis manos, en mí.
Desde entonces empecé a capacitarme en torno, y pude hacer varios cursos en el Centro de Capacitación para el Trabajo Margarita Corvalán. Allí aprendí el oficio, a hacer cerámica como laburo, con la exigencia de todo el proceso. Fue una formación de gran valor para mí, porque realmente me dio las herramientas para empezar mi emprendimiento. Sólo me faltaba el coraje de saltar.
¿En qué consiste tu trabajo con la cerámica? Es decir, ¿qué tipo de piezas hacés?
Pensé un proyecto de producción de cerámica utilitaria, basándome en los principios de la economía social y solidaria, y la calidad de cada pieza. Así nacía Ceramiquita, hecho en Bermejo. La localidad es parte de varios otros sueños de comunicación popular y de modo de vida, por eso quise que esté presente.
Fue entendiendo que emprendía un camino de aprendizaje que me llevaría años: organizarme para producir, para vender, para armar diseño y packaging, para gestionar redes sociales, para llevar la contabilidad, para comprar insumos, para repartir, para ingresar a ferias, averiguar de subsidios y créditos, presentarme a todo, y tantas otras cosas que implican este laburo.
Con todo eso por hacer, los días nunca son iguales, eso es apasionante: arrancar la mañana con mate amargo, la radio y viendo la lista de tareas a realizar. Con mucho esfuerzo pude hacer un lugarcito que oficia de taller, que da al patio y ese entorno es otro escenario mágico.
¿Qué te motiva, o inspira, para crear tus diseños?
La motivación para producir y para crear varía: a veces es un pedido, a veces es llenar cajas de muchas ceramiquitas para ir a alguna feria, a veces el sólo placer de modelar cuencos con las manos casi como mantra… pero lo que pienso recurrentemente es que cada pieza que se va a un nuevo hogar, se vaya cargada de luz y amorosidad, porque me parece sagrado que acompañen los días, momentos felices o difíciles, que estará mi energía en ese cuenco, en esa taza… lo siento como parte de la circularidad, de crear para acompañar en los hogares de mucha gente, alguna que conozco y quiero, otra que me despierta ese respeto de que le abren la puerta a una ceramiquita.
Respecto a los diseños, me dejo llevar por lo que siento, tanto en colores como diseños, como técnicas… y a veces me copo con un estilo y paso varias semanas aplicándolo a las distintas piezas. Muchas veces siento que sale, que nace, pero también me gusta que cuando nace algo nuevo darle lugar y a la vez perfeccionarlo, aprender todo el tiempo.
Me gusta ver producciones en redes sociales, y como si fuera un texto que nace, nunca es del todo propio, siempre alguien más nos inspira. Y seguramente seremos inspiración para otres.
Para vos ¿qué es lo más desafiante a la hora de trabajar con la cerámica?
Lo más desafiante de este emprendimiento, es considerarlo un trabajo, respetar sus tiempos, concebirme como trabajadora artesana. Entender que es un camino que elijo como modo de vida, el trabajar con las manos y no con la intelectualidad para la cual me formé por muchos años. Hay algo de la libertad de este modo que a la vez te permite elegir qué hacer y cuándo, pero siendo constante y muy responsable. Porque sino esa libertad se te vuelve en contra, creo que la clave es la organización y planificación. Porque además de ser artesana también soy docente y comunicadora social.
Lo más desafiante es lidiar con el miedo de que quizás algún día me canse, o deje de irme bien… lidiar con fantasmas e inseguridades, pero con ellos y todo sigo adelante. Sí tengo la certeza de que es un camino por inventar, nadie tiene receta. Esa adrenalina de que no sé cómo lo iré creando me gusta y es también una motivación.
Un juego de té, por ejemplo, hecho en cerámica y pensado para ser usado como tal ¿puede también ser “artístico”? Artístico no sólo desde lo estético sino también con un sentido que busca trascender.
Ahí es donde siento la responsabilidad de crear cada pieza, que sea un producto lindo, de calidad, pero sobre todo que sea compañía para quien lo lleva o para quien fue pensado. Creo que sí, que trasciende, que todes tenemos algunas piezas de cerámica que fueron de la abuela, o de algún ser querido… por ejemplo, yo tengo unos vasitos de Colbo, que los amo y cuido como si fueran piezas únicas… y sí, lo son. Cada pieza hecha a mano es un ejemplar único, creado con la energía de alguien, que llega al hogar de alguna otra persona, para habitar un nuevo espacio y momentos.
Creamos piezas que pasarán de manos, que serán queridas y añoradas, o guardadas en un aparador hasta que alguien las encuentre, y les de vida.
Yo me considero artesana, ceramista y con orgullo de saberme parte de un movimiento universal e histórico… hacemos cerámica, y creamos las piezas que crean momentos. Eso sí es arte.
AL BARRO QUE SOMOS
30 de marzo 2020
El barro transforma
El barro y la vida
El barro de infancia
El barro de abrigo
El barro en las manos
Y el alma en el barro
Van en el barro mis huellas
a caminos de barro
La olla de barro
En el fuego el barro
y la muerte en el barro
El barro de entierro
Y volver a la vida