El 31 de diciembre, si los senadores nacionales así lo quieren, comenzará un apagón cultural sin precedentes en la democracia Argentina, ¿cómo prevenirlo? Con información y en lucha. Mirá lo que está pasando.
Todo comenzó en el año 2017, en plena vigencia del gobierno de Mauricio Macri, al aprobarse la ley 27.432 como parte de la reforma tributaria y previsional, la cual establece que el próximo 31 de diciembre vencen las partidas presupuestarias destinadas al fomento de sectores culturales. Esto significa que, tanto los fondos destinados a fomentar la producción de obras musicales, teatrales, literarias, audiovisuales y comunicacionales, como el dinero disponible para las Bibliotecas Populares; no se otorgarán más y pasarán a las arcas nacionales. Desde ese momento la Cultura del país entra en tiempo de descuento.
Dos años más tarde (2019), cambia el color del Gobierno Nacional pero la lucha continúa con la misma fuerza, ya que nada hace suponer que la cultura del país fuera parte de la agenda política. Con insistencia y organización, los y las hacedores culturales lograron que, el pasado 15 de junio, Diputados diera media sanción a un proyecto de ley que frena este “apagón cultural” y extiende por 50 años el vencimiento. Ahora falta que la Cámara de Senadores de tratamiento al tema y debe hacerlo antes del 31 de diciembre.
Lo que está en juego es la posibilidad que tienen sectores de la cultura que no forman parte de la Industria de expresarse libremente. Este ajuste nos afecta directamente a todos y todas porque es un apagón a las voces de miles de hacedores y hacedoras de la cultura, es silenciar la diversidad cultural (cosa de la que nos jactamos en otras partes del mundo). Esos fondos que el Senado duda en darle a la Cultura, financian directamente a instituciones como el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el Instituto Nacional del Teatro (INT), la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y el Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (Fomeca). El manejo discrecional de esos fondos por parte de funcionarios de turno pondría en riesgo la producción cultural de todo el país.
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La peor parte es para las Bibliotecas Populares. Hoy existen más de 2400 bibliotecas reconocidas y protegidas por CONABIP. “Sin esta prórroga la institución perdería el financiamiento y muchas bibliotecas dejarían de existir porque no podrían solventar sus gastos. Sería una gran pérdida patrimonial y cultural para Argentina pero sobre todo para las comunidades locales”, puntualizó en los diarios nacionales Gisela Pérez, presidenta de la Biblioteca Popular La Carcova y miembro de Unidxs por la Cultura.
Por su parte, el cineasta Fernando Krichmar señalaba en diálogo con la prensa que “es gracias al financiamiento del Estado que los creadores pueden aportar una mirada nueva y tratar temas con un espesor que a veces es muy difícil plantear en la industria, medios empresariales o plataformas”.
El desguace cultural puede ser evitado, aún queda algo de tiempo, pero hace falta que se sumen más personas a la lucha. Actualmente más de 100 diferentes organizaciones culturales de todo el país, nucleadas en el colectivo Unidxs por la Cultura, llevan a cabo asambleas virtuales con la finalidad de organizarse y estar informados/as. El compromiso de todos y todas es fundamental, se estima que con este ajuste cerca de 700 mil personas perderían sus ingresos.
¡No al apagón cultural!