La púrpura se obtiene de un molusco gasterópodo de la familia Muricidae (murex). Durante miles de años, fue el sinónimo de la riqueza y la distinción.
En la antigüedad, “purpúreo” era sinónimo de ser brillante, resplandecer. Así, el gran orador de Roma, Marco Tulio Cicerón, dijo en uno de sus famosos discursos públicos “ánimus purpurus”, es decir, “alma resplandeciente”.
Cuando se desenterró al papa Inocencio XII para excomulgarlo, sólo se encontró un montón de huesos, aferrados con fuerza a un manto purpúreo, intacto, que fue tomado como un motivo extra, más, de excomulgación.
Mientras tanto, el retórico Marco Fabio Quintiliano deducía de la pureza (“purus”) dos estados extremos: el maligno, “pustulus” -entendido como ampollado o lacerado-, y el benigno, “purpurus”, el “resplandeciente”.
Anécdota aparte este sitio está hecho a conciencia y pasará a ser uno de los sitios de arte amigos de La inundación.
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Año 3 #29 Marzo 2017
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